domingo, 6 de septiembre de 2009

0013

Maldito el dios que me dio alma y sentido. Conciencia y recuerdo. Aun me veo dibujando con mis dedos sueños en tu espalda. Durmiendo al compás de tus suspiros y alcanzado la calma que solo en tus brazos podía encontrar. Tan triste final que las palabras no traen alivio. ¿La esperanza? Encerrada en la caja de pandora. La misma que dejo escapar las mil desgracias. La misma que condenado mi vida a observar el cielo estrellado. A buscar tú alma que vaga camino a alguna lejana constelación.

1 comentario:

  1. Pero algún día encontrás el rumbo para cambiar de aires y buscar otras constelaciones más brillantes.

    Siempre se encuentran estrellas si se sabe buscar bien, no hay que obcecarse con una que perdimos.

    Un saludo y ánimo.

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