Cambiaste el rumbo. Perdiste aquel toque de luminiscencia que te hacia destacar entre la mediocridad. Ahora esclava de un clero que te magnifica la muerte en vida con prohibiciones absurdas a las que llaman pecados. Me provocas ansiedad, culpa de mi prepotencia que me obliga a creer que tu forma de vida no es tan valida como la mía. Que obligarme a sentir hasta el misero aleteo de una mosca es un requerimiento inútil y que obscena es mi creencia de convertir el sexo y la pasión en mi mas devota religión. En buscar almas y quedarme con esencias. El desorden de mis valores no me hace perfecto, pero el amor que te ofrezco es el más puro que podrás encontrar.
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